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Andrea Cortazar

Hablar de erotismo implica hablar de la piel como texto de lo íntimo y lo sagrado. La piel no solamente es frontera entre la interioridad del cuerpo y la exterioridad circundante, también funciona como evidencia física y soporte del placer.

Las piezas de las series Origen del mundo (2019), Pliegues (2019), Dunas (2019) y el collage Recortes de piel (2020), creadas por la artista mexicana Andrea Cortazar, abordan la piel como geografía, como territorio habitable con innumerables trayectos a explorar y códigos secretos por descubrir.

Todas ellas hacen alusión a la encarnación de la poética que cada individuo posee, el relieve corporal. El cual es un código específico entre cada uno de nosotros, compuesto por un número infinito de lunares, cicatrices de formas irregulares, tonalidades que van desde lo más obscuros hasta los más pálidos, arrugas que evidencia el paso del tiempo, así como la humedad y tibieza albergada entre pliegues.

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